Secretos que guarda nuestro Suelo Pélvico con la boca

¿Sabías de la asombrosa conexión entre nuestro suelo pélvico y la articulación temporo-mandibular (ATM)?

Nuestro cuerpo está maravillosamente interconectado. Eso, de bien seguro que no es nada nuevo para ti, sobretodo cuando ya llevas un tiempo con nosotr@s, compartiendo nuestr ‘lema’ de una visión integral de la Salud y del Ser.

A propósito de esta conexión, hoy queremos hablarte de la estrecha relación que tiene el suelo pélvico con nuestra boca. Comprendiendo esta interrelación a partir del diafragma cervical y de la articulación temporo-mandibular (ATM).

¿Qué es exactamente la ATM (articulación temporo-mandibular)?

La ATM es una articulación formada por la unión entre el hueso temporal y la mandíbula. Se encuentra justo en la parte anterior de las orejas y permite funciones tan importantes como:

  • Masticación
  • Habla
  • Deglución

La ATM está recubierta de estructuras músculo-tendinosas que conectan, a su vez, esta zona facial con nuestras cervicales y nuestra caja torácica.

¿Qué tiene que ver el suelo pélvico aquí?

A estas alturas, seguro que ya tienes más que reconocido lo que es el suelo pélvico. Y, aunque ya tengas un buen conocimiento del mismo, quizás puedas ampliar tu visión acerca de su funcionamiento e importancia para tu cuerpo.

Sabemos que el suelo pélvico está localizado en nuestra pelvis. Se trata de un espacio que tapiza la base de la pelvis por debajo. El suelo pélvico interviene en funciones tan importantes como:

  • Micción
  • Defecación
  • Reproducción
  • Sexualidad

Pero, ¿Cómo relacionamos nuestra boca con nuestro suelo pélvico?

Hemos mencionado dos principales estructuras, la ATM en el cráneo y el suelo pélvico en la pelvis. Se trata de dos estructuras lejanas en el cuerpo pero íntimamente cercanas. Además, tienen una disposición muscular parecida y es que, según los estudios científicos, el suelo pélvico y la boca se forman a la vez en el desarrollo embriológico, exactamente en la semana 15.

También, sabemos que la boa y el suelo pélvico están unidos a través de la columna vertebral, nuestro eje central. Siendo la mandíbula el punto de anclaje en la parte superior, (zona directamente relacionada con las vértebras cervicales) y las vértebras lumbares junto al sacro, en la parte inferior. De ese modo, a través del sacro, conectando con la base, la pelvis.

El papel de la columna vertebral como eje central y de conexión

Dentro de la columna vertebral hayamos la médula espinal, una estructura nerviosa recubierta por unas ‘capas’ llamadas meninges. Una de esas capas medulares es la ‘duramadre’, fibrosa y resistente. La duramadre, además de recubrir la medula hasta el sacro, recubre también el cerebro. De aquí proviene el principal motivo de esa conexión.

Entonces, ¿Alteraciones mandibulares pueden tener repercusión en nuestro suelo pélvico?

Sí, efectivamente.

Alteraciones mandibulares como por ejemplo el bruxismo, probablemente, tendrán una repercusión en el suelo pélvico en cuanto a la tensión. Si esta problemática se alarga en el tiempo puede ocasionar una hipertonía de los músculos del suelo pélvico y derivar en problemas relacionadas con las funciones propias del suelo pelvico a medio-largo plazo.

¿De qué tipo de alteraciones estamos hablando?

Pues hablamos de alteraciones que tienen que ver con el orinar, el defecar, las relaciones sexuales, entre otras.

Así pues, disfunciones como:

  • La micción discontinua
  • El estreñimineto
  • El vaciado incompleto de la vejiga
  • La ddiapreunia (dolor durante las relaciones sexuales)
  • Vulvodinia (dolor e hipersensibilidad a nivel vulvar)
  • Entre otras…

Podrían tener su origen en el funcionamiento de nuestra boca.

Cuidado, ¡Tienen una interdependencia bidireccional!

En realidad esta relación es bidireccional. Esto significa que un problema tensional a nivel de suelo pélvico puede también dar afectación a la articulación temporo-mandibular. De hecho, aparecen estudios que muestran que el porcentaje de mujeres que tienen trastornos en las ATM es mayor que en los hombres. Y la sospecha principal es que, al ser más frecuente que en mujeres aparezcan problemas relacionados con el suelo pélvico, también provoca que la prevalencia en disfunciones en estas estructuras sea mayor.

¿Te apetece comprobar esta estrecha relación?

¡Hagamos un ejercicio práctico!

Vamos a comprobar si realmente  podemos sentir en nuestro cuerpo esta estrecha relación… 

  1. Simplemente, aprieta tus dientes y percibe si en tu suelo pélvico sucede algo.
  2. Ahora, hazlo al revés. Activa tu suelo pélvico y siente si sucede algo a nivel mandibular, en la zona de tus mejillas. 

Ejercicios para liberar la tensión de la mandíbula y pelvis

Ahora te vamos a proponer una serie de ejercicios para ayudar a liberar tu mandíbula y tu pelvis y regular el tono muscular.

  1. Primero te proponemos que hagas una escucha de tu cuerpo. Estirad@ en el suelo, estirando tus piernas y brazos al lado del cuerpo y observando:
  • Qué contacto tienes con el suelo, qué zonas tocan más y qué zonas lo hacen menos o no lo hacen.
  • Siente si tus dientes se tocan entre ellos o si tienes las mandíbulas flojas y liberadas.
  • Nota tu pelvis. Siente si se apoya igual por ambos lados o si hay algún desequilibrio.
  • Ahora, flexiona tus rodillas y siente cómo cambia el apoyo de tu cabeza, de tu espalda y de tu pelvis.
  1. Bien, ahora, abre y cierra tu boca suavemente. Observa hasta dónde puedes abrirla con comodidad. Hazlo varias veces y descansa. 
  2. A continuación, bascula tu pelvis arriba y abajo. Siente cómo tu zona lumbar contacta y se libera en función de cómo mueves la pelvis y, nuevamente, descansa. 
  3. Ahora, haz lo mismo con tu pelvis pero, además, acompaña el movimiento con tu cabeza. Cuando la pelvis se vaya hacia la retroversión, lleva la cabeza hacia atrás. Cuando la pelvis se mueva hacia la anteversión, lleva tu barbilla hacia el pecho. 
  4. Por último, abre y cierra tu boca junto al  movimiento de la cabeza y la pelvis. En el momento que la pelvis vaya hacia la retroversión, justo cuando la zona lumbar se aplana más en el suelo, abre tu boca. Cuando la pelvis vaya hacia la anteversión, donde la zona lumbar se despega del suelo, cierra tu boca. Repítelo unas cuantas veces y descansa.

¡Te animamos a practicar estos ejercicios y comprobar cómo se adaptan a tu cuerpo!
Y, por supuesto, si tienes dudas de si puedes estar teniendo estos desajustes no olvides citarte con un/a fisioterapeuta especializad@ en suelo pélvico. Para compartir dudas estamos AQUÍ. Y, si lo deseas es formar parte de alguno de nuestros programas online, recuerda que dispones de 2, concretamente, enfocados al suelo pélvico:

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